Este lugar se encuentra escondido, en una de las calles de la 65 de infantería, un pequeño espacio que desde que uno entra se siente la frescura. Desde las mesas se puede observar toda la cocina, y les soy sincera me sorprendió no sentir los olores de la comida mientras era cocinada. Rápidamente se acercó la mesera un poco distraída pero amigable, y me dejo saber los jugos naturales que tenía, escogí una limonada con jengibre. Era exquisita y refrescante con el twist perfecto para sorprender a tu paladar con algo clásico como la limonada y volverlo hacer renovar con el toque del jengibre fresco.
Yo que fui disfrutar de un brunch sabatino fui sorprendida con su menú, uno variado y salpicado con mucha creatividad, para comenzar ordené los “mac and Cheese” de queso Gouda. Son deliciosos, diferentes y en cada bocado se puede probar la frescura de los productos que usaron, la presentación del plato fue una sencilla pero que inventaba a devorar esa gran bola de “Mac and Cheese” frita, que a pesar de eso no se sentía grasosa.
Como plato escogí los huevos rancheros, cabe destacar que los huevos usados en esta joya escondida son de Gallinas Urbanas, una finca local que cría gallinas de manera humana y orgánica. Volviendo a la comida, los huevos rancheros estos se sirven con chips salsa roja, guacamole y papas salteadas. También pude disfrutar del desayuno clásico de huevos revueltos, papas salteadas y tostadas de pan de coco. Y ese pan de coco es puro manjar de los dioses, debe ser ilegal de lo rico que es.
En todo momento la mesera siempre estuvo bien pendiente de mí, ofreció postre y aunque se les daño el sistema de ATH, me ofrecieron la opción de pagar con ATH Mobile, que no tuve que salir a sacar dinero ni nada, todo el tiempo fueron amables y el costo fue uno sorprendentemente razonable para la calidad de productos que ofrecen. Y me refiero que no por vender cosas naturales y orgánicas inflan los costos. La experiencia fue totalmente agradable.